Por: Sophie

Ya no hay quien no esté metido en el ciber espacio, todos tenemos cuentas en twitter y facebook, las nuevas comunidades virtuales que te conectan con todo el mundo, y esto ya dejó de ser una “exageración”, hoy en día realmente a través de estas redes tienes la posibilidad de entablar conversación con alguien en el extremo más recóndito del Planeta.

Esto puede ser tomado como algo negativo dentro de esta agitada vida moderna en la que ya nadie tiene el tiempo para sentarse a la mesa y compartir un buen café, pero estas comunidades virtuales también traen grandes ventajas. Por supuesto que dichas ventajas no son “las galletas de la fortuna”, ni “el trébol de la suerte” o los mil y un millones de quizzes; si no la posibilidad real de conocer personas que compartan tus intereses y que estén en este camino que llamamos vida, buscando las mismas cosas que tú.

Al dar un paseo por mi facebook, me encontré con más 130 grupos, casi todos con un interés común y más de 100 páginas, algunas de música, muchas de editoriales, algunas sociales, otras sin mucho sentido y varias de nuevas empresas, y es que este ha sido uno de los verdaderos avances que nos ha traído este tipo de comunidad, la posibilidad de dar a conocer novedosas ideas empresariales, de una forma masiva y gratuita, es una excelente manera de contar nuevos rollos, de todo tipo, desde los más artísticos, hasta los más comerciales. Editoriales, brownies, discos, grupos de música, restaurantes, turismo, ilustradores y muchos más invaden nuestros perfiles llenándonos de información que muchas veces consideramos inútil, pero que no sabemos en qué momento podremos necesitar.

Este carelibro también ha unido a viejos amigos, que habían pasado años desconectados, e incluso ha rencontrado familias, hijos han encontrado a sus padres y hermanos; sin contar con las multitudinarias marchas que se han congregado gracias a la divulgación en este espacio.

En definitiva estas nuevas redes sociales virtuales nos abierto muchas puertas, tanto a dimensiones desconocidas, como a pasados perdidos, a nuevos negocios, y a reencuentros emotivos. “Qué viva el Carelibro

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